Resumen
Ambience: la
puerta abierta para entrar…., está compuesta por
espacios virtuales, puertas que te llevan a habitaciones que buscan reflejar
los comportamientos domésticos de manera lúdica, como la vida online tiene una
vida propia, paralela a la vida offline.
La obra está compuesta por elementos de lo cotidiano doméstico. Nos encontramos con puertas, interfaces iniciales de navegación, que en un primer momento se encuentran cerradas. Percibimos que las llaves no existen, que las puertas nos dan el acceso a un espacio, un recorrido de reflexiones acerca de la casa como espacio abierto, sin llaves que la cierren.
La obra está compuesta por elementos de lo cotidiano doméstico. Nos encontramos con puertas, interfaces iniciales de navegación, que en un primer momento se encuentran cerradas. Percibimos que las llaves no existen, que las puertas nos dan el acceso a un espacio, un recorrido de reflexiones acerca de la casa como espacio abierto, sin llaves que la cierren.
… tu no tienes la llave, nadie tiene la llave. Nadie nunca la tuvo. No
necesitamos de llave. La puerta está abierta. Entre en su casa[1]
Ambience: la puerta abierta
para entrar …. es un
espacio virtual que representa una casa onírica, en la cual sus habitantes
pasan a tener una nueva forma de relacionarse, en el espacio privado de la casa,
con el espacio público a partir de la nuevas tecnologías. En ese sentido
Ambience refleja ese espacio ocupado por la mujer, donde el ambiente domestico
pasa a tener nuevas aberturas y posibilidades de relacionarse con el mundo, a
partir de la inclusión de las nuevas tecnologías, desde sus propias
habitaciones. Está compuesta por nueve habitaciones distintas. Los elementos del
interface se han desarrollado a partir del dibujo bordado que marca la
expresión de lo femenino presente en ese espacio.
Procuramos desarrollar
espacios virtuales que de cierta manera están relacionados con un inconsciente
colectivo, en lo que corresponde a la manera que nos relacionamos con la Red
desde nuestro espacio privado. Este espacio pasa a ser compartido e integrado
en el espacio público a través de una pantalla. El estado online que hoy está
presente en la mayoría de los hogares a través de ordenadores personales, del
móvil u otro dispositivo wiffi, nos
permite entrar en un estado de comportamiento donde todo o casi todo es
compartido, pasamos a encontrar, a recordar, a experimentar.
La
obra está compuesta por elementos de lo cotidiano doméstico, representados a partir
de dibujos bordados, que generan interfaces de navegación. Nos encontramos con
puertas como interfaces iniciales de navegación que en un primer momento se
encuentran cerradas. Percibimos que las llaves no existen, que las puertas nos
dan a un espacio, un recorrido de reflexiones acerca de la casa como espacio
abierto, sin llaves que cierre su acceso.
Esta
casa está impregnada de actividades domésticas, su práctica diaria las han rebajado
a la categoría de rutina -donde todos los días hacemos todo siempre igual-
ahora pasa a tener ventanas que están abiertas a nuevas posibilidades de
encuentros y reencuentros, de acciones y actividades. Ambiencie es una obra cuya construcción es procesual; los espacios
oníricos están siendo creados poco a poco, en un proceso continuo de reflexión
sobre los comportamientos generados en el hogar a partir de las nuevas tecnologías
que pasan a ser un elemento esencial en el ambiente doméstico.
Entre estos espacios podemos destacar la
tercera habitación “El ajuar” (imagen
2A/2B) en la que hemos propuesto a algunos usuarios de la Red, que nos enviasen
por correo electrónico imágenes de algo que supuestamente podría estar guardado
en ese cajón y que pasa a ser revelado a partir de la invasión de las nuevas
tecnologías en nuestras casas, dejando de ser espacios privados para
convertirse en espacios públicos, donde compartimos experiencias, ideas,
momentos, inquietudes, deseos, secretos que antes estaban guardados tras las
paredes, puertas y ventanas de nuestras casa. Ahora esos cajones se abren en el
espacio virtual, donde pasan a formar parte de un todo. La identidad, se
muestra oculta pero se revela a medida que navegamos por esa cajonera onírica,
que se abre a cada click,, nos hacer
revelar lo mas intimo, lo que podría ser un objeto de colección único, pero que
ahora hace parte una colección conjunta que compartimos entre todos.
“El ajuar”
Yo…
no pensaba en conservar lo nuevo, si no en renovar lo antiguo. Renovar lo
antiguo mediante su posesión en el objeto de la colección que se me amontonaba
en los cajones. Cada piedra que encontraba, cada flor que cogía y cada mariposa
capturada, todo lo que poseía era para mí una colección única. “Ordenar”
hubiese significado destruir una obra llena de castañas, con púas, papeles de
estaño, cubos de madera, cactus y pfennigs de cobre que eran, respectivamente,
manguales, tesoro de plata, ataúdes, palos de orden y escudos […].
Walter Benjamin[2]
Lo que guardamos puede ser revelado a
través de símbolos que afloran en la memoria, a través de momentos, recuerdos y
historias. En los cajones guardamos
objetos-recuerdos, pueden estar a la vista o no, abiertos o cerrados,
arreglados o desarreglados.
Podemos destacar otra
habitación que se titula “La espera” en esa habitación nos encontramos con una silla mecedora y el
sonido de una caja de música, el típico sonido de las cajas en las que reciben
regalos las chicas cuando hacen la puesta de largo y se presentan a la sociedad
como mujer. Cuando la adolescente es así bendecida por los padres para hacer
vida social autónoma. Pero esa chica preparada para estar en la sociedad,
también empezaba su preparación para en un futuro, contraer matrimonio y asumir
las labores domésticas, labores que la sociedad marca dentro de una división de
género, donde lo masculino está centrado en las tareas exterior y lo femenino
en lo que corresponde al quehacer interior, o sea, en el espacio privado del
hogar. “Simone de Beauvoir toma dos conceptos de Hegel, inmanencia y
trascendencia como calidades de constituir la representación del universo
masculino – como productor – y del femenino – como reproductor.
“La espera”
En estos conceptos
preestablecidos, la mujer es imposibilitada de desviarse de lo que se marca
como su función y no como una opción, la de ser madre y dedicar su tiempo a
cuidar de los demás, debido a que el acto de “engendrar, de amamantar no
constituye actividades, sino funciones naturales” como afirma Simone de
Beauvoir en su libro “El segundo Sexo”. Eso hace que la mujer esté vehiculada
al universo del instinto, y siendo así lo que sería una opción personal por
ejemplo ser madre, pasa ser una función preestablecida.
Así surge la cuestión: ¿qué
esperas de la casa? Esa pregunta es formulada, como una intuición reflexiva
sobre lo que la casa nos aporta, o como pensamos o deseamos que sea la casa,
ese local ocupado donde vivimos y proyectamos nuestros deseos e inquietudes.
Esa habitación tras la mirada de la mujer dirigida a sí misma y al espacio en
que ella construye, lejos de lo que se establece en nuestra sociedad.
Otra puerta de Ambience, nos
lleva al link de un Blog.art, la obra “Entre
las cuatro paredes del hogar” (imagen 4), es una reflexión sobre las
distintas maneras que un mujer sufre la violencia de género. En general cuando
hablamos de violencia marchista de pronto pensamos en una agresión física. Esa
es la que más repercusión tiene, es la que pone en evidencia. Pero poco a poco,
entre las cuatro paredes del hogar, silenciosamente algunas mujeres sufren cada
día alguno tipo de violencia sin que ellas mismas asuman esta realidad. La obra
está presentada a través de una
plataforma de Web 2.0 (http://entrelascuatroparedesdelhogar.blogspot.com/), no como un repositorio de información sino como una
obra net.art donde los hipervínculos proporcionan una navegación laberíntica
hasta llegar al vínculo final que lleva a la web de atención a la ciudadanía del
Ministerio de Igualdad.
Invitamos a todos a entrar en
Ambience y perderse en ese espacio
onírico de la casa y sus movimientos, aquí hemos presentado algunas puertas
abiertas de ese espacio, pero todavía tenemos puertas a descubrir que poco a
poco serán desveladas, por tratarse de una obra en construcción. En cualquier
momento nuevos espacios surgen en esa casa on-line para hacer una vida paralela
a nuestras casas off-line.
Por tanto concluimos que en los últimos años, la
mujer, viene conquistando nuevos espacios, en distintos ámbitos de la sociedad,
destacándose en la política, en la investigación, en los sectores
empresariales, en la cultura y como no en el hogar. Desde las conquistas de los
movimientos feministas, donde las mujeres lucharon por el derecho al voto, por
el derecho de igualdad en todos los terrenos, buscando la universalización de los valores democráticos y liberales, vimos
que la educación de la mujer fue fundamental para la inserción en el campo del
trabajo, abriéndole la posibilidad de conquistar su autonomía en relación al
varón.
Sabemos que
todavía son pequeñas conquistas, pues vivimos en un mundo lleno de muchos
mundos. Distintas situaciones ocurren en el actual siglo XXI, donde actualmente
muchas mujeres viven historias que podríamos considerar del siglo pasado, como
la represión, la discriminación por su condición de mujer, la agresión por
parte del varón, entre otras, sin hablar de lo que ocurre en la cultura
oriental, donde todavía muchas mujeres no tiene el derecho de exponer su
rostro, siendo prohibidas de tener la autonomía con su propio cuerpo.
Con el avance tecnológico contamos
con un cambio importante dentro de muchos hogares, el espacio pasa a ser
ampliado, no hace falta salir a la calle para estar en el mundo. Lo que llamamos
espacio privado ahora se hace público, defendemos la llegada de la cuarta
ventana o sea Internet como el vehículo que nos lleva a transitar más allá de
las cuatro paredes de la casa. Hoy para desplazarnos no hace falta salir de
casa, nos comunicamos, visitamos, conocemos y relacionamos a través de una
pantalla. La intimidad pasa a ser compartida y las relaciones pasan a ser en
muchos casos virtuales.
En el campo del
arte, el acto de compartir la intimidad, es utilizado por muchas artistas que
expone sus momentos íntimos con los espectadores como forma de cuestionar la
posición de la mujer, de exponer sus ideas y sentimientos, utilizando el cuerpo
como espacio de producción y asentamiento de la subjetividad, indagando en
torno a la memoria y la experiencia privada.
Los medios tecnológicos vienen siendo grandes aliados del arte para que
muchas de esas obras sean desarrolladas.
Con los nuevos
medios nuevas formas de expresiones están presentes, como es el caso del Net-Art, lenguaje
artístico que cada día pasa a ser utilizado por artistas, que de una cierta
manera les proporcionan una autonomía en relación a sus obras, al margen del
llamado mercado del arte. Esa autonomía hace posible proyectos colaborativos
comprometidos con las causas relativas a la propia condición de la mujer.
REFERENCIAS
[1] P. Lévy, O fogo
liberador. 2.ed. São Paulo: Iluminuras,
2001. p. 15
[2] W. Benjamín,
”Armarios “, Infancia en Berlín hacia
1900. Alfaguara, Madrid, 1982, pp. 105-104
[3] S. Murillo, El mito
da la vida privada. Ed. Siglo XXI de España Editores S.A., Madrid, 2006. p.9
G. BACHELARD, La poética del espacio. México: Fondo de
Cultura Económica, 1983
J. L. BREA, La era
postmedia: Acción comunicativa, práticas (post)artísticas y dispositivos
neomediales. Salamanca: Varona, 2002.
J. CARRILLO, Arte
en la Red. Madrid: Arte Cátedra, 2004.
K.DEEPWELL, Nueva
crítica feminista de arte: Estratégias críticas. Madrid: Ediciones Cátedra,
1998.
S.PLANT, Mulher
Digital: o feminino e as novas tecnologias. Rio de Janeiro: Editora Rosa dos
Tempos, 1999.
G. PRADO, “Estudo e
Criação de Site da Arte na Internet”, Encontro Nacional da ANPAP. Anais, São
Paulo, p. 296-303, 1997.
P. VIRILIO, O
Espaço Crítico. Rio de Janeiro: Ed. 34, 1993.
Y. ERGAS. "El
sujeto mujer: el feminismo de los años sesenta-ochenta", en Duby y Perrot
(dirs.), Historia de las mujeres, Taurus, Madrid 1993.
R. ZAFRA, Un cuarto propio conectado. Fórcola
Ediciones, Madrid, 2010.
POR:Bia Santos